Declaración
En la penumbra
del jardín siliente vibró la voz de mi febril anhelo, y el tímido relato de mi duelo motivó tu corazón indiferente.
La
voz al cabo se tornó valiente y al varonil reclamo de mi celo se volvieron tus párpados al suelo y sonrojada se dobló
tu frente.
Mas tu boca impasible quedó muda. El "no" que siempre te dictó la duda abrió apenas la curva purpurina,
y
por ahogarla, de pasión obseso, desfiguré tu boca peregrina bajo la ruda comprensión de un beso.
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